jueves, 16 de febrero de 2017

El Geonion

Todo universo onírico requiere de un mapa en el cual, cualquier lector pueda ubicarse mentalmente en lo que se refiere a lugares o distancias. Y aunque en el primer libro de la saga "Soy Yunque" (Las dos lunas) la acción transcurre básicamente en Uleh - capital del reino de Nakanya - conviene situar los reinos y otros enclaves que se mencionan (como la torre de los Cinco Reyes) para facilitar el vuelo de la mente durante el viaje a través de las páginas.



En el universo de El Yunque, los hombres viven en un mundo al que llaman Geonion; dentro del cual ocupan un territorio dividido en cinco reinos: Nakanya, Erwyn, Siverlyn, Veltoria y Sarlan. Reinos que, no obstante, están sometidos a los designios de un nigromante - Drockon - cuyo poder y conocimiento de las fuerzas oscuras es tal, que ha logrado prolongar su vida hasta la inmortalidad, ejerciendo de Emperador desde hace más de dos mil años.

Los hombres considerados civilizados: con sus leyes y normas, sus ciudades y castillos, sus Nobles y vasallos, no ocupan todo el territorio del mundo conocido. En el Geonion existen diferentes tribus y clanes que por sus usos y costumbres permanecen fuera de las leyes de los cinco reinos, pero no del yugo de Drockon, y por tanto, son considerados, bien por interés, bien por mera sumisión, aliados del Imperio.

Tal es el caso de los Vikirios; también llamados los olvidados por ser un pueblo de seres deformes; considerados malditos de los dioses por los hombres, y que con el tiempo han conformado su propia identidad. Un pueblo de piratas y saqueadores que operan en los mares del noroeste, y que hunden con sus navíos de guerra - llamados espolones - cualquier barco que ose acercarse a sus costas.

Al este, más allá de los montes de Veltorr, se hallan las tierras de los caníbales. Una zona del continente que los hombres jamás pisan al estar poblada por numerosas tribus salvajes que gustan de vivir, vestir, comunicarse y alimentarse como animales.

Al sur, en una zona desértica y estéril se hallan las Tierras Muertas; en ellas moran los nomurs; creaciones de Drockon mediante la manipulación degradante de seres humanos. De aspecto cadavérico y aterrador, parecen muertos vivientes, aunque visten túnicas, corazas y capas tan negras como la noche, y cubren sus rostros pútridos con unas máscaras sonrientes. Son los soldados del emperador, y no solo moran en las Tierras Muertas, sino en lo que llaman Los Ojos: fortificaciones repartidas por los cinco reinos para la vigilancia y control de las actividades de los hombres.

Luego están las Islas Kratyas. Un archipiélago poblado por hombres y mujeres independientes de los cinco reinos; antiguos adoradores de dragones y señores de los mares.

Al norte se alza la mayor cordillera del Geonion: Los Colmillos de Hielo. Una barrera impenetrable de montañas inconquistables, que con sus más de quince mil torsos de altitud separan los reinos de las Tierras Ignotas. Nadie en la historia ha sido capaz de hallar un sendero seguro entre sus faldas para pasar al otro lado, y ningún barco ha regresado cuando ha intentado bordear las costas a través del Mar de los Pecios, al este, o el Mar de los Espantos, al oeste. Para los hombres, más allá de Los Colmillos de Hielo no hay mapas. Las Tierras Ignotas son un agujero negro del conocimiento en el que ni siquiera Drockon se ha podido asomar, pues según las leyendas, en la cima de las ciclópeas montañas viven los dioses. Sus faldas irradian un aura que imposibilita cualquier intento de dañarlas mediante el uso de la magia pero, ¿será así siempre? ¿Alguien logrará pasar al otro lado y vislumbrar sus secretos ocultos?

Y por último, muy al oeste; más allá de lo que todos en el continente consideran el fin del mundo delimitado por las nieblas eternas, y mucho más lejos de lo que cualquier navío se ha aventurado jamás, se ubica una tierra desconocida llena de secretos que serán clave en el devenir y desenlace de la historia.